Para quienes conocen la trayectoria del joven empresario, nadie cuestionaría la forma honesta, transparente y de rectitud en que se ha venido desenvolviendo a través de estos años. El carácter y las convicciones que le definen tampoco han estado nunca en entredicho. Es más en defensa de los mismos se ha mantenido firme sin importar que a quien tenga que decirle NO haya sido al mismo ex gobernador del estado, con quien es un secreto a voces tuvo la determinación diplomática para abstenerse de aceptar una invitación personal que en su calidad de primer priista le hiciera en su momento para acompañar la fórmula, -entiéndase candidato suplente a la diputación, con Omar Zerón-, lo cual le merecería al popular Dany ser condenado al ostracismo político en la pasada administración de Olvera, debiendo soportar auditorías por consigna.
Sin darse por vencido, antes bien buscando de manera escrupulosa remontar el diferendo, la ya entonces joven promesa supo hábilmente encontrar el cauce para mantenerse vigente y aún más, reposicionarse como factor de peso en el escenario político. De ahí que con una decisión que no se les conoce a muchos otros que se dicen y se saben con más tablas, Andrade Zurutuza se vería participando nada menos que como serio candidato a la diputación federal donde enfrentó a Carolina Viggiano y lo que ella representaba al tener precisamente el respaldo de todo un sistema, y por si algo le faltara, contar el apoyo personal de su esposo, el gobernador de Coahuila.
Pero para un Daniel Andrade que se ha forjado en los valores de familia y sociales, sin serle desconocidas las formas en que se maneja la vieja política, ni el llamado del entonces gobernador ni el saberse enfrente de la actual diputada federal, habrían de frenarlo en sus justas y legítimas aspiraciones por abrirse camino y trascender en ese complejo mundo de la política.
De tal suerte que hoy convertido ya en diputado local a Dany Andrade se le sigue apreciando fiel a sus principios y sin caer en falsas poses, es evidente que el compromiso de trabajo por su gente lo sigue llevando más allá de sus responsabilidades propias de legislador, y con tal entrega que, gracias a esos resultados fue distinguido en este mismo año que está por terminar como presidente del Comité Directivo Estatal del Partido Encuentro Social, nombramiento que no es desde luego ninguna graciosa concesión al carisma que le distingue, sino más bien a la visión y sensibilidad político-social de que dejara constancia cuando encargado del proceso interno de la selección de candidatos del PES a presidentes municipales, tuviera el tacto para lograr por consenso las mejores propuestas, mismas que les permitieron obtener el triunfo en cinco municipios de la Sierra y Huasteca: Calnali, Molango, Tianguistengo, Yahualica y, la joya de la corona: la cabecera distrital de Huejutla.
Por supuesto que en todo este difícil transitar de su meteórica carrera, Dany Andrade ha caminado siempre acompañado de otra figura que de igual forma se ha convertido ya en todo un personaje en este mismo contexto, el presidente municipal de Huejutla, Raúl Badillo Ramírez, y no podía faltar en esta triada su guía politico y líder moral en el plano nacional, el diputado federal hidalguense, Alejandro González Murillo, a quien nadie podría escatimarle los méritos de ser el artífice de todo este bien articulado andamiaje que ha cumplido ya algunos de sus primeros objetivos y que indudablemente sustentados en esa fuerte cohesión que no es desconocida para los iluminados, está enfocado y puesto en marcha para alcanzar mejores cauces y causas en este inminente 2017, año de arranque de las próximas candidaturas por las diputaciones federales, locales, senadurías y, la cereza del pastel: la Presidencia de la República. Por lo que cabría preguntar si alguien en su sano juicio tendría dudas del gran papel articulador que desde su concepción ha tenido y tiene a estas alturas el Partido Encuentro Social en la vida política y social de la región, en la entidad y en desde luego, en el espectro nacional… Sin embargo, no faltará algún despistado o trasnochado que no alcance a dimensionar la fuerza con que viene empujando el relevo generacional, que no al primer susto se intimida, sino que, probado está, saben crecerse ante la adversidad. Pues como bien ya lo dijera el Manco de Lepanto: Si los perros ladran…
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