RADIOGRAFÍA POLÍTICA DE RAÚL BADILLO RAMIREZ

En el análisis de perfiles que sin duda alguna lograron trascender en este 2016, si bien es cierto que en cada uno de los municipios de la región tendrán sus muy respetables actores políticos y sociales que han hecho lo propio para merecerse un lugar destacado en la historia de sus demarcaciones, quien se llevaría las palmas a toda prueba es el presidente municipal de Huejutla, Raúl Badillo Ramírez, una figura que en su meteórica carrera se ha convertido en ejemplo de cómo un empresario que no precisamente se precia de ser político, terminó por darles cátedra en la materia a más de uno de los muchos que se sienten poco menos que iluminados en este oficio.

Y es que para quienes le entienden a tan complejo quehacer, no deja de resultar, por decir lo menos, sorprendente, la forma en que a dicho personaje le bastó involucrarse de manera personal y directa tan sólo en tres procesos electorales para llegar al tan ansiado cargo por el que decenas de aspirantes llevan casi media vida esperando, sin conseguir si quiera la candidatura; aunque alguno que otro ni aun siéndolo ha alcanzado tan buscado privilegio.

Tres simples pasos, podrían resumir algunos, pero no tan sencillos como se antojaría para los ilusos o novatos, entender la manera en que primeramente Raúl Badillo arriesgó capital económico (lo cual otros tantos también lo han hecho sin obtener mayor éxito), exponer su propio estatus social y de empresario, al haber respaldado contra viento y marea la candidatura de Alfredo San Román, quien gracias en mucho a ese espaldarazo, realizó el sueño de muy pocos: convertirse en alcalde por segunda ocasión y abanderado por diferente partido.

Cualquier neófito en el análisis habría interpretado entonces que el sólo hecho de habérsela jugado a capa y espada para llevar hasta la presidencia a San Román Duval, le daba ya con eso el derecho de picaporte a Raúl Badillo para ser su sucesor en la alcaldía, obteniendo a cambio y por lógica reciprocidad política (como si ésta existiera), el apoyo para conseguir también primero la candidatura y posteriormente, ya sin mayor problema, el pase directo como alcalde.

Nada más alejado de la realidad, pues como bien se sabe entre los conocedores, en política no hay reglas y nada está escrito. Tal como de hecho habría de ocurrir al paso de los cuatro años y siete meses, cuando al llegar el momento de las definiciones Raúl y José Alfredo habrían de terminar distanciados en el terreno económico, político, y ya ni se diga en cuestiones de aquella amistad que llegó a unificarlos para dar la pelea contra un PRI que buscaba por todos los medios y con su ya muy probado mejor hombre de todos los tiempos, recuperar la presidencia.

Pero no, Alfredo San Román habría de sentarse al mando, y cuando le tocó el turno de alcanzar su propia aspiración a Raúl Badillo, éste se encontraría sin el apoyo de aquél, que por otra parte, hasta se había separado del cargo para irse a operar al Valle del Mezquital y con ello, de paso, lavarse las manos en la tan competida contienda electoral, donde no sólo estaba en juego la presidencia y la diputación local, si no en el mismo paquete la gubernatura del estado.

Sin embargo, con la anterior experiencia de la presidencia municipal y posteriormente como segunda prueba la diputación federal (ya para entonces abanderados –junto con Dany Andrade- por el Partido Encuentro Social), Raúl Badillo habría de sortear exitosamente tan duro escollo para terminar siendo suplente de diputado federal.

Con todas estas cartas credenciales en la mano, Raúl Badillo estaba dejando en claro lo que ya se sabía como un secreto a voces, sería el natural candidato a la presidencia municipal, y más aún, se daba por hecho en la voz popular que hasta le dispensaban el trámite de la candidatura, y empezaban ya a verlo como el próximo alcalde local. Una realidad que otros no quisieron o no vieron venir.

La suerte estaba echada, y si algo había aprendido en estos dos procesos anteriores, Raúl Badillo tendría que jugar magistralmente para superar su real prueba de fuego, y así con méritos propios, despojado de cualquier compromiso con su antecesor, pelearía con todo esta nueva lucha que le tocaba enfrentar, pero después de todo si ya años antes había vencido incluso a la muerte cuando se recordará que un problema de salud lo llevó a estar hospitalizado por meses; ahora de nueva cuenta no daría tregua ni cuartel para demostrar, una vez más, de lo que está hecho: esa perseverancia que le permitiría alcanzar lo que otros tantos sólo han tenido en sueños; pero que él, decidido a defender la casta, habría de dar la cara nuevamente, sin golpes bajos, simulaciones ni traiciones de por medio, sino con la frente en alto, alcanzaría con un fuerte respaldo de la sociedad, la presidencia municipal de Huejutla.

Hoy, en sus primeros cien días de gobierno, Raúl Badillo está dejando constancia de porqué quiso llegar a ese cargo; es evidente el fuerte y decidido respaldo que tiene del gobernador del estado, Omar Fayad Meneses; de su diputado federal y coordinador del Grupo Parlamentario del PES en el Congreso de la Unión, Alejandro González Murillo, y desde luego el apoyo del diputado local de Encuentro Social, Daniel Andrade Zurutuza; consolidando así un verdadero liderazgo, el cual no se gana con guerras sucias -como pretendieran frenarlo durante la malograda campaña sus competidores-, sino actuando con inteligencia, sensatez, amplitud de miras para hacer acuerdos al más alto nivel pero, sobre todo, sensibilidad social para desempeñar esa gran responsabilidad que le ha confiado el pueblo de Huejutla.