En fin mi profe, quien sabe hasta adonde nos quieran llevar, de seguir así, no va a faltar quien les rompa la madre o mínimo el hocico a esos abusivos aborígenes, y ahí sí, la ley va a ser ciega, chingona y justiciera. O quizás mi profe; estos cabriones sean la nueva generación de empleados públicos, o acaso los políticos del futuro, ya que aquí, el único requisito para destacar en la política regional, es que seas un sobresaliente y reconocido hijo de la chingada, ¡cuando menos así se define en la región, desde el inicio del siglo!.
Abrumado por los comentarios no tuve otra emprender la graciosa huida, ya que mis argumentos -según yo-, muy éticos, no encajan en una realidad regional plena de contrasentidos, desaseo social y corrupción sin límites. Los hechos le dan la razón a Rarotipo, y tienen que decirse, aunque lastimen y agredan la sensibilidad de los altos personajes del quehacer público. Se concluye fácilmente que de seguir por esta senda, se pone en riesgo la existencia del estado de derecho, que garantiza una convivencia social digna y armoniosa esa, ¡es esta la realidad actual!. Y para colmo de males…, no se observa ninguna tendencia inmediata, que permita corregir lo yerros.
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